Por : Carla Atencio / @thesoloprojectlima
Ha sido el niño amado de Vogue, el joven prodigio que con tan solo 21 años debutó en Nueva York con un lenguaje propio. Zac Posen nos regaló 17 años de historia continua, de vestidos extraordinarios, de inocencia y crudeza, de prendas de ensueño que incluso podían hacer temblar a las princesas de Disney. 17 años de gloria pero también de vaivenes. La fama puede ser deslumbrante para cualquiera, sobre todo para una joven promesa, incluso haciéndole perder la brújula. Fundar una empresa familiar y lidiar con los problemas de trabajo con tu madre y hermana no debe ser tarea sencilla, pero para Zac Posen funcionó. Su pequeño taller pasó de ser una buhardilla a una verdadera marca global de lujo. Por eso, no hay quien no se haya sorprendido con la noticia del cierre de la casa de modas.
Con una reciente publicación en Instagram, el diseñador estadounidense agradecía a los miembros de su equipo y anunciaba el final de la marca. ¿Qué significa “el final” para una firma que ha vestido a figuras como Rihanna, Heidi Klum, Naomi Campbell, Claire Danes, Katie Holmes, Sarah Jessica Parker, Michelle Obama y hasta la princesa Eugenie de York?, ¿por qué una propuesta auténtica termina por cesar operaciones comerciales?
Zac Posen ha sido considerado un verdadero niño genio. Quien lo dude, debe ver inmediatamente el documental “House of Z” que está disponible en Netflix. Tan adorado por los medios como criticado por sus excesos. Hay quienes consideran que brilló demasiado pronto, lo que le hizo ser amado y odiado a la vez. Pero mantener a flote un proyecto tan ambicioso como el suyo no era tarea sencilla. Como en todo negocio, la economía primó. Su marca necesitaba con urgencia de un socio, pero lamentablemente la salvación no llegó.
“Llevo un tiempo intentando encontrar a un socio adecuado. Pero nos quedamos sin tiempo y con el extraño clima que se vive afuera… no son buenos tiempos para la industria”, explicó Posen en declaraciones para la edición estadounidense de Vogue, la cual comanda Anna Wintour.
En la moda, no solo se necesita carisma o talento, sino también de estrategia y alto rendimiento en las finanzas. “Han sido 20 años de amor, estoy muy triste pero he tenido la oportunidad de poder expresar mi creatividad y de hacer un trabajo increíble con personas increíbles”, señaló también el diseñador en un comunicado oficial.
Zac, formado tanto en Parson School of Design como en Central Saint Martins, actualmente diseñaba más de diez colecciones al año, mantenía una línea de precios accesibles denominada ZAC y también trabajaba para Brooks Brothers, firma donde es director creativo. Tareas, sin duda, agotadoras y que quizá mantuvieron su mente lejos de los problemas estructurales de su empresa. Aún no se ha dado a conocer qué sucederá con los otros proyectos que tenía en marcha, incluida su colaboración con la firma española “Pronovias”. Tampoco se ha explicado si esta decisión representa su alejamiento definitivo de las pasarelas.
Las finanzas se resienten y la moda tiene un lado oscuro. No todo es magia. “House of Z” ya había tenido una fuerte crisis, una época en la que los auspiciadores pesaban más que la creatividad. Cómo olvidar cuando Puff Daddy se convirtió en su socio y la rueda giró aún más fuerte. Las historias, sin duda, están hechas de ese tipo de momentos clave.
Su web ya ha sido desactivada. Ni siquiera pueden verse ya las últimas prendas de su negocio online. La moda queda más huérfana. 60 trabajadores han perdido su empleo. La delicadeza de la alta costura se ha ensombreciendo. Yo solo consigo pensar en que las alfombras rojas no brillarán igual sin su talento.