Un informe de la especialista en datos y análisis GlobalData, reveló que el gasto mundial en moda se contraerá en cerca de US$ 300.000 millones en este año, además, que el mercado mundial de la confección se reducirá más del 15%. De igual manera, otras cifras de la consultora de negocios Bain & Company, indican que las perspectivas de pérdidas de la moda de consumo masivo estarán entre el 12% y el 26%. Por tal motivo, el sector busca alternativas para reconfigurarse en este nuevo escenario y minimizar los impactos.
Entre el 2016 y 2019, el sector de la moda peruana había alcanzado un crecimiento promedio de 7%, así lo reveló el gerente del Gremio de Indumentaria de la Cámara de Comercio de Lima. Por otra parte, en el primer semestre del 2019 alcanzó un crecimiento de US$ 484 millones en exportaciones, comparado con el mismo periodo del 2018. Sin duda, la industria se estaba convirtiendo en una importante fuente de trabajo, por lo que se deben tomar medidas e implementar ideas que minimicen el impacto de Covid-19.
Al respecto, Mireia González, Codirectora del Máster en Dirección y Creación de Marcas de Moda de la Escuela Superior de Diseño de Barcelona (ESDESIGN), explicó: “Parece que tenemos un mundo devastado después del COVID-19 y que tenemos que reconstruirlo”. Pero no hay que dejar que el temor domine a las personas, porque si eso pasa y se ‘deprimen’ dejarán de comprar y eso sí que sería el fin; no podemos permitirlo, las máquinas no se pueden detener, hay que repensar y acelerar esos procesos de transformación que, en realidad, ya estaban siendo implementados, pero ahora hay que hacerlo de manera más veloz.
González agregó que, en la actualidad, el modelo masivo basado en el consumo rápido y conocido como fast fashion ha ‘muerto’ o por lo menos está profundamente herido, además está lidiando con el estigma de ser un sector ‘destructor’ del planeta. En esa medida, todas las actividades que se estaban trabajando para hacerlo más eficiente deben fortalecerse, pero con un nuevo enfoque que -también- debe tener una alta prioridad y es el de ser más digital. Las implementaciones de tecnología han contribuido a lograrlo y parece que esto aportará bastante a la su recuperación económica.
La unión entre moda y tecnología no es nueva, de hecho, en la ‘pre-pandemia’, en pleno debate sobre la crisis ecológica, llevó a cabo un gran impulso de escenarios para el futuro y allí la moda digital empezó a configurarse como un modelo de negocio nuevo, pero ¿qué es? ¿pagaremos por lo que en realidad no existe? o ¿es posible la moda virtual?
“Este tipo de moda es toda aquella que se basa en lo digital y tiene por lo menos una parte de irrealidad creada con tecnología”. Hay varios ejemplos para conocer su dimensión: está el caso de las camisetas que se transforman con filtros digitales. Las camisetas siempre fueron desde la oleada hippie un soporte de comunicación de ideas y reivindicación. En un momento histórico donde “todo” pasa por el activismo, la camiseta podía transformarse en un soporte de protesta infinito, entonces ahora ¿por qué no tener una camiseta real (comprada) y cambiar el mensaje de manera digital, a través de una app”, explicó la experta de ESDESIGN.
Por su parte, algunas marcas se han apuntado a la tendencia, acá otra ejemplificación: los consumidores van a una cuenta de Instagram de una marca, presionan el ícono del filtro, seleccionan un diseño y apuntan la cámara de su teléfono a un punto de seguimiento particular incrustado en su camiseta real un diseño, por un costo determinado, adquieren una prenda real, pero tienen múltiples versiones para subirla a las redes.
Más allá de esta moda híbrida, que se está desarrollando, unos meses antes del Covid-19, apareció el proyecto DREST, el cual está inspirado en el mundo de los videojuegos, donde el negocio está en comprar extras. En Drest, los clientes podrán vestir a su avatar con algunos de los diseños “virtuales” de las últimas colecciones de pret-a porter, de marcas con un alto prestigio y reconocidas en la industria.
Aunque puede parecer absurdo pagar por algo que no existe, los usuarios de la moda están dispuestos a hacerlo y comprarán más por lo que la marca significa, por ser fans y por pertenecer a una comunidad, no entienden la moda como una propiedad sino como una experiencia. Por supuesto, después las podrán adquirir “realmente” a través del Marketplace, si así lo desean.
‘The Diigitals’, los modelos no humanos
La robotización y la realidad virtual inundan todos los sectores, pero en la moda aún hay mucho camino por recorrer. Hacer fotos y publicarlas, tanto para catálogos como para reportajes de moda es uno de los elementos más importantes, pero surgen propuestas: ¿y si esas modelos fueran no humanas? y ¿nos identificaríamos con ellas? La respuesta no es clara, pero por lo menos ha creado mucha expectativa y en Londres está la primera agencia de modelos virtuales.
Manejan un catálogo de modelos interraciales, a las que les caracteriza un gran realismo e incluso han incluido a una alienígena. Uno de los ideales en la que está casada es que en la década que pasamos, aprendimos que toda imagen podía estar retocada, en el decenio que entra, se dejará de darse por hecho que detrás de una imagen hay un humano de carne y hueso. Viviremos con la duda, nos adaptaremos y veremos sus ventajas.
Para concluir, González enfatizó que “durante la pandemia hemos visto cómo se anulaban semanas de la moda para retransmitirlas digitalmente, como la de Tokio o Shangai, y también llama la atención que se ha iniciado una relación con las pantallas como nunca antes, eso aplanará el camino a una mayor digitalización en el sector de la moda. La generación Z (post-millennials) ya ha crecido en un entorno donde lo virtual se confunde con lo real o es un híbrido. El planeta no soporta ya todo lo que le hemos hecho, esta crisis le ha dado un respiro, pero está herido y la moda digital puede servir para aliviarlo”.