La joyería: el arte eterno

Por : Carla Atencio

Foto : David Chimoy

Cuando pensamos en piedras preciosas, lo primero que brilla en nuestra mente es un diamante. Desde épocas inmemoriales, estos han estado vinculados al glamour, a la realeza y también, curiosamente, al amor.

Temas como “Diamonds Are a Girl’s Best Friend”, interpretado por Marilyn Monroe para la película de 1949 “Gentlemen Prefer Blondes” (Los caballeros las prefieren rubias); o películas como “Breakfast at Tiffany’s” (1961, Desayuno con diamantes), contribuyeron a incrementar este fenómeno. Así, en el imaginario colectivo ocupan el nivel más alto.

Pero, ¿qué es lo que en verdad vende una marca de joyería, más allá de la calidad? Hace algunos días, directamente desde el norte de Italia, llegó a nuestro país Giovanni Bonzano, dueño de la joyería Moraglione. Y durante su visita a la joyería Murguia de Miraflores pudimos trasladarle esta interrogante.

Moraglione fue fundada en 1922 y ha pasado de ser un pequeño taller artesanal a una empresa que fabrica sueños convertidos en objetos que en Perú distribuye desde hace ocho años la joyería Murguía.

 

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Bonzano se asoció a Moraglione en 2001, pero proviene de una familia que también tiene un importante pasado en la joyería. Este arte combina los mejores productos, obtenidos bajo los estándares necesarios, y ejecutados de manera precisa. “Nosotros compramos piedras en su estado natural y después las cortamos. Pero antes de este corte, hay que entender qué energía tiene esa piedra y cómo podemos transformarla en lo que queremos”, explica Bonzano.

Moraglione produce con diseños muy particulares con cuarzos. La amatista, el citrino y el topacio son claves. Estas piedras semipreciosas son trabajadas, por ejemplo, combinando madre perla y un cabuchón de otra gema. “Esto da la posibilidad de tener una luz diferente. Un cuarzo rosado es lindo pero con la madre perla tiene una vida diferente. En otros casos, usamos ónix o lapislázuli azul”. Este trabajo genera un efecto único que caracteriza a Moraglione.

Pero su joyería no solo utiliza elaboradas técnicas, sino que también se fija en las tendencias.  “Además, ahora para diseñar también observamos la moda. Estamos atentos a la semana de la moda de Milán para captar la esencia de las temporadas y los colores del año”, explica Bonzano.

“Muchos jóvenes hoy no entienden el valor de una joya, pero es importante mantener la tradición. Comprando Murguia y Moraglione, uno sabe que tiene en su poder un accesorio artesanal, eterno que puede permanecer dentro de una familia por generaciones. En realidad, creo que nosotros vendemos emociones porque estas cosas, realmente, no son necesarias. Pero sí son lindas y pueden obsequiarse en contextos especiales, como un cumpleaños, un matrimonio, un nacimiento. Así, se convierten en símbolos de momentos”, reflexiona Bonzano. Con esta reflexión, podemos observar la joyería con otros ojos y maravillarnos ante sus increíbles técnicas. Finalmente, las piedras son verdaderos regalos de la naturaleza.